domingo, 28 de julio de 2013

CAPITULO 3

           -Marta, Marta…
Abrió los ojos. Parecía un poco desorientada.
            -¿Dónde estoy? –Dijo, con los ojos entre abiertos.
            -En el hospital, te has desmayado. –Contesté
Entró la enfermera.
            -Clara, me puedes acompañar un momento, te he de hacer unas preguntas –Me preguntó
            -Claro
Salimos de la habitación y nos dirigimos a un despacho. Allí estaba el doctor, los padres de Marta y su hermana. La enfermera salió del despacho.
            -Clara, cuéntanos, ¿Qué ha pasado cuando Marta se ha desmayado? –Me preguntó el doctor.
            -Llegué a la puerta de su casa, ella me estaba esperando. Nos dimos los buenos días empezamos a andar hablando y cayó desmayada.
            -¿Simplemente eso?
            -Si, eso mismo. –Le dije haciendo señales de que se fueran los padres y la hermana.
            -Ari, Sonia y Guillermo, pueden salir un momento del despacho, necesito quedarme a solas con Clara. –Dijo, guiñándome un ojo.
Cogieron sus cosas y salieron.
            -Cuéntame
            -No puede salir nada de aquí, y menos a la familia.
            -Tranquila –Me contestó con una sonrisa gratificante.
            -Ayer por la noche las dos fuimos a casa de una amiga a ver una serie y cuando nos fuimos, Marta me confesó un secreto. Me quedé paralizada, y le dije que ya hablaríamos. Esta mañana, cuando he ido a su casa, le he dicho una mala noticia que tenía relación con lo que me confesó ayer por la noche, y supongo que de la mala noticia se ha desmayado.
            -Clara. Necesito saber la mala noticia.
            -Esto… le prometí que no se lo contaría a nadie. –Dije preocupada.
            -Estamos hablando de su salud. Lo que te haya contado ella, o lo que le hayas dicho tú, puede ser la clave para saber la causa del desmayo y muchas más cosas.
            -Esta bien… Marta se lleva muy mal con una chica, Nerea. Pues Marta se lió con el novio de Nerea. Marta no sabía que el chico este con el que se lió es el novio de Nerea, y esta mañana, cuando se le he contado que es el novio de Nerea, del susto, se ha desmayado.
            -Muy bien… bueno, esto es información suficiente para saber las causas del desmayo.
            -Doctor…
            -Dígame
            -La familia de Marta no se puede enterar de esto. Por favor, prométame que esto solo lo sabrán los médicos que sean necesarios. Nadie más. –le dije.
            -Por supuesto Clara, ya te he dicho que no se lo contaría a nadie.
            -Muchas gracias, doctor. Una última pregunta… ¿Marta va a quedar ingresada?
            -Aún no lo podemos saber, lo he de hablar con los demás médicos. De todas formas, tú deberías irte al instituto, ya vendrás a verla después.
            -Claro… bueno voy a despedirme y me voy.
            -De acuerdo. Adiós.
            -Adiós.
Salí del despacho. Eran las nueve y media, con un poco de suerte llegaba a la tercera clase. Me dirigí a la habitación de Marta.
            -¡Hola cielo! –Me dijo.
            -¡Hola guapa! ¿Qué tal te encuentras?
            -Bien, bien.
            -Me alegro… esto… me he de ir al instituto, a las diez empieza mates y sabes que no se me da muy bien. En cuanto acabe el insti vengo a comer contigo, ¿vale?
            -Claro. Pásalo bien. Nos vemos
            -Nos vemos, cielo.
Empecé a caminar muy rápidamente. El hospital estaba bastante lejos del instituto. Tenía media hora si quería llegar a tiempo. Echaba de menos a Jordi, y empecé a acordarme de cómo acabamos siendo novios.


Llegué a mi casa y me fui flechada a mi habitación. No lo podía creer. ¡Mi amor platónico le confesó a su novia que está enamorado de mí! No era posible… Y el beso… Eso fue el colmo. Estaba súper enamorada de él, y como me había dicho Laura hacía tan solo una hora, ahora ya tenía vía libre. Entonces dudé unos instantes si debía llamarle, para pedirle perdón por cómo había reaccionado por lo del beso, y para quedar y aclarar las cosas. No hizo falta. Tenía una llamada entrante y era de él.
            -¿Si?
            -Hola Clara.
            -Hola Jordi, justo ahora te iba a llamar.
            -Llamaba para disculparme por lo del beso. No debería haberlo hecho si tú no querías.
            -Tranquilo Jordi. Ha estado muy bien. Yo iba a llamarte para pedirte perdón por cómo he reaccionado.
            -Tranquila, es normal que cuando un chico que no te mola te da un beso, reacciones de esa forma…
            -Verás… ¿Podemos quedar para hablar? Quiero decirte una cosa, pero mejor a la cara.
            -Claro. ¿Me acerco a tu casa?
            -Si por favor. Un beso.
            -Un beso.
En cinco minutos ya había llegado. Entramos a mi casa y nos dirigimos a mi habitación. Nos sentamos en la cama y rompí el silencio.
            -Verás Jordi... Aunque reaccionara tan mal después de lo del beso… -estaba nerviosa, no sabía cómo decírselo- en realidad… pues me gustas.
            -¿En serio?
            -Si –respondí
Entonces fue cuando él se me acercó mucho, demasiado, y me volvió a besar.
            -Si tú me gustas y yo te gusto… -Me susurró al oído
Me siguió besando y yo me dejé llevar. Empezó a meter la mano por debajo de la camiseta. Me puse muy nerviosa, ahora no era el momento.
            -Jordi, para por favor. –Dije
            -¿Por qué?
            -Por favor, para.
            -Que pasa, ¿no quieres? –Me preguntó al oído, sin sacar la mano de debajo de mi camiseta.
            -No es eso.
            -¿Entonces?
            -Jordi, soy virgen. –Le contesté, avergonzada por lo que acababa de decir.


Que recuerdos.
Había llegado al instituto. Justo a tiempo entré en la clase y me dirigí a Laura. Tenía que contarle lo que había pasado.
            -Laura, Marta está en el hospital.
            -¿Cómo? ¿Qué ha pasado?
            -Luego te cuento que empieza la clase. –Le dije, dispuesta a salir corriendo hacía mi sitio. El profesor me estaba mirando.
Me senté en mi silla y saqué los libros. Esta vez, intenté seguir la clase, aunque me fue casi imposible, no entendía nada de lo que el profesor decía. La hora de clase pasó muy lenta. Al fin sonó el timbre. Teníamos cinco minutos de descanso, después el examen de ‘’míster ardilla’’ y literatura.
Marta vino corriendo a dónde yo estaba sentada.
           

            -Clara, ¿qué ha pasado? –Me preguntó preocupada.
            -Tranquila, solo se ha desmayado –Le dije, intentando consolarla.
            -¡Joder! ¿Y cómo está?
            -Bien, tranquila. Después si quieres vienes conmigo al hospital a verla.
            -¡Ufff! ¡Menos mal! Si, te acompaño.
Llegó ‘’míster ardilla’’ y todo el mundo se sentó en la silla. Hicimos el control y seguidamente la clase de literatura. Se me hizo eterno. Sonó el timbre y salí con Marta de la clase. Recorrimos los pasillos y llegamos a la puerta. Y allí estaba Jordi, esperándome con una sonrisa de oreja a oreja y un ramo de flores. ¡No lo podía creer!
Bajé las escaleras rápidamente y salté a sus brazos.
            -Amor, ¿qué haces aquí? –Pregunté, súper feliz de que hubiera llegado.
            -Nada, que nos ofrecieron de volver unos días antes, y aquí estoy. No te dije nada porque quería darte una sorpresa. –me dijo, mientras me cogía la mano para irnos. –Te llevo a comer a un sitio fantástico. Te encantará.
            -Me encantaría pero hoy no puede ser. Marta está en el hospital y le prometí que iría a verla.
            -¿Qué ha pasado?
            -Luego te cuento. ¿Nos acompañas? –le pregunté
Entonces Laura se dirigió a nosotros. Se acerco a Jordi y se dieron dos besos. Cogimos un taxi y nos dirigimos al hospital. En cuanto llegamos, nos dirigimos a la habitación dónde esta mañana estaba Marta. Y allí estaba.
            -Hola cielos –nos saludó –Ei Jordi, ¿Qué haces tú por aquí?
            -Nada, que he vuelto unos días antes y me han dicho lo que te ha pasado. Y aquí estoy.
En ese momento, entró el doctor por la puerta y nos dijo que saliéramos un momento de la habitación. Obedecimos y en cuanto estuvimos fuera dijo:

            -Marta es anoréxica. Quedará ingresada en la planta de psiquiatría desde hoy mismo.

lunes, 22 de julio de 2013

            CAPITULO 2
            -Jordi, he de estudiar música.
            -Vale, nos vemos –Me contestó sonriendo
            -Nos vemos. Un beso.
            -Un beso, cielo.
Apagué el ordenador. Eran casi las seis de la tarde, tenía que hacer los deberes y estudiar guitarra. Creo que no os lo he contado. La guitarra es mi pasión. Hace seis o siete años empecé a estudiar, y ahora, quiero entrar en el Liceo de Barcelona.
Tenía hambre. Solo llegar a casa me había puesto a hablar con Jordi y no había comido nada.
Saqué los libros y me puse a hacer deberes. No me apetecía nada, pero es lo que toca. Me pasé una hora para hacer los deberes de naturales, media para los de matemáticas y otra media para estudiar inglés. Ya había suficiente por hoy. Ahora tocaba estudiar guitarra. Ya eran las ocho, quedaba una hora y media para ir a casa de Laura, y tenía que cenar. Seguramente también irá Marta, seguro que me sacan el dichoso tema. A Marta también le gusta ‘’Polseres Vermelles’’, y está enamorada de un tal ‘’Nil Cardoner’’. Cogí la guitarra y me puse a tocar un minueto muy bonito. No me salía, así que me pasé hasta las nueve ensayándolo, ya casi me salía. Llegó mi madre. Me dio dos besos y le conté que me iba a casa de Laura a ver la serie esa.
Nos sentamos en la mesa del comedor y sacó la comida.
            -¡Clara! ¿Cómo es que no has comido?
            -Mmm… Solo llegar a casa me puse a estudiar inglés. Ya sabes qué primero de bachillerato es muy complicado y estamos llegando a fin de curso, he de estudiar.
            -Me parece muy bien que estudies, pero has de comer. Que no se vuelva a repetir. Por cierto, ¿qué tal está Jordi? ¿Has hablado con él?
            -Esta bien, hemos hablado esta tarde un rato cuando acabé de estudiar. Todo le va perfecto –Contesté, mintiendo un poco. No quería hablar del tema.
Acabé de cenar, recogí la mesa y le di un beso a mi madre.
Salí de mi casa corriendo, tenía que llegar a tiempo. Al fin, llegué a su casa, piqué al timbre y me abrió la puerta.
            -¡Hola Laura! –Dos besos.
            -¡Hola Clara! Pasa, pasa, que está a punto de empezar.
Entré a su casa y me dirigí al salón. Como no, ahí estaba Marta, sentada en el sofá comiéndose una bolsa de patatas. Qué envidia le tengo. Es una de esas chicas que puede comer y comer y comer sin engordar ni un gramo.
            -¡Hey Marta! Deja ya de comer, que te pondrás como una foca. –Dos besos.
            -¡Hey Clara! Si, debería dejar de comer ya.
Lo que me esperaba. No tenía ganas de ver una serie tan triste, no tenía ganas de llorar, pero es lo que toca.
            -Y Clara, ¿Ya has hablado con Jordi? –Me preguntó Laura.
            -No quiero hablar del tema
            -¡Calla, calla que empieza! –Dijo Marta chillando.
Empezó el capitulo. Me puse a mirarlo, no había más remedio. Sonó mi móvil. Era un WhatsApp de Jordi. ‘’Hola cielo, ¿Qué tal todo? Te echo de menos. Mañana solo faltarán 13 días. ¡Qué ganitas! PD: te quiero’’
Joder, que mono.
            -Clara, ¿¡que te ha dicho, que te ha dicho!? –Chilló Laura.
            -No te interesa, tu atenta a la serie. ¡Mira ahí hay uno muy guapo!
            -¡Puaj! El Mikel Iglesias es muy feo. ¡Está mucho mejor Igor! –Me dijo Laura con los ojos brillantes – Pero quiero saber lo que te ha dicho Jordi, ¡porfa, porfa!
            -Está bien –Le enseñe el IPhone
            -Bff… eso suena a cuernos…- Soltó Marta.
            -¡Que no! No me está poniendo los cuernos y punto. Va, centraros en la serie, que si no, no os enteráis. –Dije de mal humor.
Todas se giraron y se pusieron a mirar la televisión. Bueno, pues me centraré en la serie. Me puse a mirarla. Joder, que pena de serie, que hartón de llorar. Pues no estaba tan mal, la serie, sobretodo uno de los protagonistas, Ignasi creo que se llama, ¡que bueno está!
Acabó el capitulo.
            -Que Clara, al final te ha gustado, ¡eh! –Dijo Laura
            -Bueno, no está mal. Sobre todo el Ignasi ese, ¡está buenísimo! –Dije con una risita – ¿Como se llama?
            -Creo que Mikel Iglesias, pero tía, ¡ese es muy feo, está mucho mejor Igor!
            -¡No, mucho mejor Nil! –Chilló Marta.
            -Bueno chicas, creo que me voy a ir a casa. Estoy muy cansada. –Dije bostezando.
            -¡Vale guapa! Nos vemos mañana, buenas noches. –Dijo Laura, mientras apagaba la tele y se sentaba en el sofá. Parecía cansada.
            -Si, yo también me voy. Buenas noches –Contestó Marta.
Las dos le dimos dos besos a Laura y nos fuimos. Andamos cinco minutos comentando la serie y los actores.
            -Clara, he de confesarte una cosa –Me dijo mirándome a los ojos – Prométeme que no se lo dirás a Laura ni a nadie.
            -Claro, te lo prometo.
            -Ayer por la noche, me acosté con Iván. –Dijo, con voz muy bajita.
            -¿¡Qué!? ¿¡Como?!
            -Ayer, cuando estábamos en Cocoa Mataró y todos os fuisteis a casa, yo llevaba un pedo tremendo y él me dijo de ir a tomar la última copa a su casa. Acepté y en cuanto llegamos se me lanzó encima y me empezó a besar. Cuando me he despertado esta mañana, no me acordaba de nada. –Me dijo, con una lagrima que le caía.
            -Marta, ahora no es momento de lamentarse. Lo que está hecho, pues hecho está. Ahora ya no puedes volver atrás. Lo importante es: ¿No te habrás enamorado?
            -Pues no sé. –Me contestó, sonrojada.
            -Bueno, mañana hablamos que ahora tengo la cabeza un poco revuelta. Nos vemos. –Dos besos
            -Vale, mañana hablamos. No se lo cuentes a nadie. Buenas noches.
No podía creer lo que había pasado. Marta es una chica fantástica, guapa, inteligente, amable, simpática… e Iván… pues no es su tipo. Además hay algo que Marta no sabe sobre Iván. Y es que Iván, hace más de tres meses que está saliendo con Nerea.


Suena el despertador. Me cago en todo. Empieza un nuevo día. Que pereza, y encima esta tarde tendré que pasármela estudiando guitarra.
Me levanto de la cama y me dirijo a la ducha. Me espera un largo día. Empiezo a enjabonarme el pelo con un champú con olor a fresa. Me encanta. Salgo de la ducha y me dirijo a la cocina, he de desayunar algo, si no después me muero de hambre. Tomaré un vaso de leche.
            -Buenos días, cielo.
Era mi padre. Ya había llegado de trabajar después de toda la noche. Él es médico, y una vez a la semana le toca trabajar algunas noches. Mi madre, en cambio, tiene un bar.
            -Buenos días, papa –Le doy un beso.
Ocho menos veinte. Tenía que salir ya de casa. Cogí la mochila y me dirigí corriendo a casa de Marta. Somos vecinas y vamos juntas al instituto.
            -Good morniiing Marta. ¿Qué tal llevas el examen de inglés?
            -Buenos días. Prefiero no hablar del examen de ‘’míster ardilla’’ –Es así como llama al profesor de inglés.
            -Marta, sobre lo que me contaste ayer, lo de Iván. Has de saber una cosa.
            -Dime.
            -Iván está saliendo con Nerea desde hace tres meses.
Y fue entonces, cuando Marta me dio el susto de mi vida. Cayó desplomada al suelo. Se había desmayado.


sábado, 20 de julio de 2013

CAPITULO 1

Suena el timbre. Por fin, este largo lunes en el instituto acaba. Clase de sociales y a casa. Llego a la clase y me siento en la silla. Mientras más rápido acabe esto mejor.
            -Buenos días alumnos- dijo la señorita Cristina- ¿impacientes por las notas del examen? La verdad es que fueron bastante mal…-suspira- en fin, empecemos la clase, hoy hablaremos sobre la economía española…
La verdad era que no tenía la cabeza en el tema. Últimamente, en la cabeza solo tengo una cosa, un chico que me tiene loca, mi novio. Me encanta, me gusta mucho. Se había ido de intercambio durante tres meses, a Finlandia, le echaba mucho de menos. Se fue hace dos meses y medio, quiero que vuelva ya. Mis amigas no paran de calentarme el coco, diciéndome que ha saber lo que está haciendo en Finlandia, puede estar pasando cualquier cosa, ya me entendéis. Aunque hago que no me preocupa mucho, la verdad es que no paro de darle vueltas al asunto. Sé que  él me quiere, pero dos meses y medio separados, no sé, no me da buen rollo.
Termina la clase. Por fin, este largo día acaba. Recojo las cosas, las meto dentro de la mochila y salgo por la puerta. De repente oigo un ruido, alguien me está llamando…
            -¡Clara, Clara… espérame, por favor…!
Era Laura, mi mejor amiga. Seguro que me llamaba para decirme cualquier teoría tonta sobre lo que estará haciendo Jordi en Finlandia.
Me giro de mala gana y la veo corriendo, hacia mí como una loca.
            -Esta noche echan en TV3 el quinto capítulo de ‘’Polseres Vermelles’’, ¿te vienes a mi casa a verlo?
Lo que me faltaba. ‘’Polseres Vermelles’’. Se ve que es una serie sobre unos chicos con cáncer, que tiene locas a mis amigas. La verdad es que no la sigo, es demasiado triste. Pero Laura, se ve que se ha enamorado de uno de los actores un tal ‘’Igor Szpakowski’’.
            -Laura, sabes que no sigo la serie, no tengo ganas –Contesté de malas maneras.
            -Ya, pero sale Igor, y quiero que lo veas, tal vez te guste… - Contestó.
            -Bueno está bien… ¿A qué hora voy?
            -A las nueve y media en mi casa, ¡ni un minuto tarde! – Contestó, con una felicidad desbordante.
Me giré y seguí mi camino hacia casa. Me encontraba mal, no tenía ganas de nada, y echaba de menos a Jordi. Llegué a mi casa, y me fui flechada a mi habitación. No tenía hambre y eran casi las tres. Cogí el portátil y lo encendí.
            -Puto ordenador, que lento va – susurré.
Por fin se encendió. Dirigí el ratón hacia el Skype. Tenía la esperanza de que estuviera conectado. Mierda.
No podía más, tenía que hablar con él, tenía una angustia por todo lo que me decía Laura y Marta, que necesitaba soltárselo todo.
Cogí el IPhone, y le envié un WhatsApp: ‘’Te echo de menos amor, por favor conéctate al Skype, he de contarte cosas. PD: Te quiero’’. A los cinco minutos ya tenía repuesta: ‘’Ahora voy cielo, te echo de menos. PD: yo más’’. Que mono. Le amo.
Volví a coger el ordenador. Tenía una videollamada entrante de Jordi.
-¡¡¡Amooor!!! ¿Qué tal todo? –Chillé
-Muy bien, guapa. ¿Y tú?
-Bueno, aquí estamos. Te echo mucho de menos, jo…
-Yo también, ya queda menos, tranquila. Bueno, ¿y eso que me querías contar?
-Mmm… -Dudé unos instantes si debía contárselo- Nada, nada, simplemente quería verte, escuchar tu voz, ver tu sonrisa… Jo, echo de menos tus besos, tú en general…
Me cayeron unas cuantas lágrimas. Con lo que le quería, si realmente me estuviera engañando como decía Marta y Laura, moriría. Me las sequé rápidamente, no quería que se diera cuenta de que lo estaba pasando mal.
            -Amor, ¿Qué pasa? ¿Por qué lloras?
            -Nada, nada…
            -Sé qué te pasa algo. Me lo puedes contar, hay confianza, ¿no? –Me preguntó con una sonrisa, esa tan bonita que tiene.
            -Si, amor, hay confianza, pero no me pasa nada. Te lo juro –Dije forzando una sonrisa.
            -¿Me lo juras?
            -Te lo juro.
Supongo que os estaréis preguntando en que se basa la teoría de que Jordi me está engañando en Finlandia.



Hace ocho meses, Jordi estaba saliendo con una chica, Nerea, se querían mucho. A mí en esos tiempos me empezaba a gustar Jordi, le tenía mucha envidia a Nerea, ella era perfecta y yo, comparada con ella, pues no era nada.
Un día, no sé qué pasó, Nerea llegó a clase con muy mala cara. Ese día, Jordi no vino al colegio. Todo el mundo se imaginó que había pasado. La verdad es que Jordi y yo estábamos muy unidos, nos lo contábamos todo, no había secretos entre nosotros.
            -¡Hola Jordi, por fin me coges el teléfono!
            -Hola, Clara, ¿Qué tal todo?
            -Bien, como siempre. ¿Y tú? ¿Cómo es que no has venido al instituto?
            -La verdad es que prefiero contártelo en persona. ¿Te pasas por mi casa a las cinco?
            -Claro, ahí estaré. Adiós, un besazo.
            -Adiós. Otro para ti.
Llegué a casa, cogí la comida de la nevera, me la serví en un plato, y empecé a comer. Estaba preocupada. Tenía un examen de naturales mañana y no había estudiado. Acabé de comer y me fui a mi habitación. Necesitaba desconectar. Cogí el libro de naturales y me puse a estudiar.
Sonó el teléfono. Era Laura.
            -Feaaaa
            -Feaaaa estarás contenta, ¿no?
            -¿Contenta porque? –Pregunté
            -Nerea y Jordi han cortado. Ahora ya es todo para ti.
            -Laura, te he dicho mil veces que no me gusta Jordi. Nerea no me cae bien, pero no es porque esté saliendo con Jordi. ¿Y tu como sabes eso?
            -Ya, ya, lo que tu digas –Contestó con una risita- Mira, no lo sé, lo he supuesto.
            -Bueno fea, si no tienes nada más que decirme, te dejo, que estoy estudiando natus… ¡Ostia! ¡Las cinco! Te dejo que he quedado. Un beso.
            -Vale fea, un beso.
Me puse la ropa, cogí el bolso y salí corriendo de casa. Jordi vivía dos calles por debajo de la mía. En cuanto llegué el me estaba esperando en la puerta.
            -¡Ey!
            -Hola, guapa –Dos besos –Pasa, pasa.
Entre en su casa. Era muy grande y estaba muy bien decorada. Entramos en el salón y se sentó en el sofá. Hice lo mismo.
            -Bueno, ¿y qué es lo que ha pasado, que he tenido que venir hasta aquí para que me lo contarás?
            -He cortado con Nerea –Dijo con un hilo de voz –Ayer nos peleamos, bueno, más bien le confesé una cosa y ella me dejó. Era normal, después de lo que le había dicho, no haber cortado conmigo hubiera sido una estupidez. Hoy no he ido al instituto por vergüenza, no quería verla.
Me quedé sorprendida. Parecía afectado
            -Y… si me lo puedes contar, claro, si no es nada personal… ¿Qué le dijiste?
            -Mmm… esto… -Me miró a la cara y pasó lo que jamás me hubiera imaginado. Fue un beso, largo y con pasión. Quedé paralizada –Lo siento –Dijo –No debería haberlo hecho.
Yo aún estaba confusa. ¿Le había dicho a Nerea que estaba enamorado de mí? Sino… ¿Ese beso que quería decir? No entendía nada…
            -Tranquilo… Esto… Creo que debería irme… Gracias por contármelo. Adiós.


Bien, pues Jordi se ha ido a Finlandia con Nerea, y Nerea aún tiene sentimientos hacia él.